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“El problema ya no es declararse anticapitalista. El problema es de vida o muerte si el capitalismo se reconstruye después de su propio intento fallido de suicidio. El problema fundamental del capitalismo es haber generado sujetos moldeados por el éxito y el éxito por las ganancias, y la felicidad por la posesión de objetos. Subjetividades de muerte bajo la convicción (o la mala fe) de ser generadores de vida y de bienestar”. (Retórica del desarrollo y la colonialidad del saber) Walter Mignolo[1].

Obertura.


El Ajuste Estructural forma parte de una constelación de narrativas del desarrollo en paisaje neoliberal[2] que su vez se encuentran intrínsicamente relacionadas con la emergencia del discurso del Consenso de Washington, como manifiesto en el cual se articula a manera de programa o de agenda propedéutica con una serie de puntos entre los que se destacaran como fragmentos -y nodos de acción- la reforma fiscal y los tratados de libre comercio (liberalización del comercio), como parte de esa estrategia de ajuste consensuada en otras latitudes, pero acogida y apropiada de formas particulares en la ejecución de los procesos de ajuste mencionados.

El tema remite a discusiones que con frecuencia es más posible ubicar en el plano de la política económica que en el de los estudios de opinión, sin duda su especificidad y densidad epistémica podrían asumirse en ese ámbito, poblado de nociones, conceptos, discursos y debates fronterizos con respecto a la ideología, intereses e implicaciones que representan se convierten en objeto de los estudios de opinión, pues pasan al caudal de lo público, las esferas de la opinión pública, la difusión en los medios de comunicación, la apropiación y defensa por parte de actores sociales, de grupos políticos circunscritos a las coordenadas del gobierno en turno o de quienes lo adversan, pero también de la sociedad, de los grupos de personas que lo convierten en tema de sus conversaciones y preocupaciones inmediatas, pues la reforma fiscal en tanto proyecto de ley o los tratados de libre comercio como modelos de desarrollo[3], interpelan a las personas de distintas formas, la primera desde la economía personal o familiar, pues los impuestos son de omnisciente presencia en la cotidianidad, o bien desde el segundo punto, los tratados de libre comercio que refieren a los cambios y rutas de continuidad en cuanto al estilo del desarrollo que se ha venido implementando con mayor constancia desde la década de los ochentas, a partir de los Programas de Ajuste Estructural (PAES por sus siglas)[4] aprobados y puestos en vigencia desde la administración del presidente Monge Álvarez (1982-1986), luego en la primera gestión de Arias Sánchez (1986-1990) y finalmente en de la Figueres Olsen (1994-1998), cada una aprobó un Programa de Ajuste Estructural, y en el caso de Arias Sánchez en los ochentas y de Figueres Olsen en los noventas hubo implementación de varios puntos incluidos en los PAES.

Los mencionados programas fueron desarrollados primordialmente como un conjunto de medidas tendientes a adecuar a las economías de los llamados países en vías de desarrollo a los cambios de la escena económica mundial[5] según los organismos financieros internacionales[6], específicamente Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las dos primeras entidades siguen una agenda definida primordialmente por Estados Unidos y Europa, pues los representantes de estás dos regiones económicas son quienes toman las decisiones en cuanto a las personas que presiden estas entidades, por tanto el peso de la ideología, los imaginarios y discursos sobre el desarrollo en estás regiones adquiere medular importancia en la comprensión de sus políticas y de prescripciones del ajuste estructural.

Es necesario aclarar que hay varios telones de fondo para comprender las narrativas del desarrollo, y este fragmento específico relacionado con el ajuste estructural y su lugar en los estudios de opinión.

La primera de las condiciones de emergencia de la narrativa en sí misma que es pertinente historizar a partir los acontecimientos de la década de los ochentas[7] en las cuales se plasman las primeras recetas del ajuste estructural que se  combinaran luego del Consenso de Washington[8] que articulará en su decálogo los elementos básicos inherentes a una política del desarrollo desde esas latitudes y que tienen un profundo eco en la jerarquía y discursos que se hilvanan desde los organismos financieros internacionales, este último aspecto resultaría incomprensible si no se tiene en cuenta los giros epistémicos dentro de las teorías económicas y las concepciones referentes al desarrollo de la época, pues el agotamiento del enfoque hacia las necesidades básicas (1968-1978) se hacía patente en la crítica de los teóricos neoclásicos[9] que volvían como contrarrevolucionarios y habían conseguido su lugar en la ortodoxia de las universidades estadounidenses, en los “think tanks”[10], las estructuras de los organismos financieros internacionales y los gobiernos en EUA e inclusive en muchos países de América Latina, a posteriori se verá como a la narrativa del desarrollo del enfoque favorable al mercado le resultará indispensable la propuesta del Consenso de Washington.

Es pertinente agregar que esta disquisición no es más que el pre-texto de los fragmentos de una narrativa del desarrollo en los estudios de opinión[11], pues este es un recuadro de las sinuosas imbricaciones del discurso económico sobre el desarrollo y la recurrencia al registro de la historia, del que son literalidad y contexto, substrato de los fragmentos que en este trabajo se pretenden abordar, porque si bien puede parecer moderadamente clara la relación entre discursos y esferas en lo referente al ajuste estructural, al Consenso de Washington y el desarrollo, su vinculación sólo es discernible en tanto al imaginario de las sociedades que los sustentan, y una de las formas de acceso a este es el campo epistémico denominado estudios de opinión, que no sólo dan cuenta del “estatuto de nominalidad”[12], sino que a su vez refieren a los sentidos y formas de apropiación que tiene una narrativa del desarrollo, en este caso la forma de darle sentido al abstracto y naturalizado constructor del desarrollo puede leerse a partir de los fragmentos de este, de las partes que se filtran a la discusión en espacios públicos o de difusión medíatica de esos elementos que se liberan de los arcanos secretos de la jerga de científicos sociales, economistas y políticos que les dan otras cargas semánticas, en los estudios de opinión es posible vislumbrar “las formas de significar del otro” y también el sedimento que queda de estos otros discursos, pero pensadas desde las preocupaciones que les son propias a la población encuestada.

No obstante lo que es posible ver, en este caso queda acotado por los objetivos que se pusieron a los instrumentos al diseñarlos, por la coyuntura que pesó tanto en motivaciones iniciales de los estudios que se miran en retrospectiva como en las mismas posibilidades interpretativas del dato, y es desde este suelo del que se parte, de una narrativa a la que de momento sólo es posible acercarse en sus fragmentos, que hablan de las tensiones entre las partes que componen la totalidad de las discursos y prácticas aludidos al hablar de narrativas del desarrollo, que pueden tanto remitir al arquetipo occidental de lo asintótico como al impulso en constante tensión de verse en perspectiva con respecto a la promesa de un horizonte.

Y ahí reside la importancia de pensar la narrativa del desarrollo desde sus fragmentos en la opinión pues remite a un campo de sentidos y tensiones constantes, en este caso desde al ajuste estructural, que no es otra cosa más que un imperativo en lo cotidiano de ajustarse a la estructura, de adecuar las preocupaciones cotidianas a las imposiciones que bien pueden ser impuestos o aparentes fórmulas liberadoras de aranceles y por tanto garantes de cambios ante una escena que se presenta como inmóvil[13] o de inercia inducida ante los cambios, que se plantean como necesarios, aunque la direccionalidad de lo que se plantea como necesario difícilmente se ponga en cuestión.

En el espacio que concierne a los estudios de opinión, lo prístino de la fórmulas y decálogos de consensos pactados en distantes latitudes y de los ajustes a una estructura ajena adquiere otros sentidos, estos amarran preguntas y objetivos de esta investigación, pues estos sentidos y formas de significar la narrativa del desarrollo se encuentran las aristas de su misma legitimidad, su condición de posibilidad, pues si se piensa en sus fragmentos se pueden encontrar desde lo concreto, en ese campo minado de preocupaciones, dudas y de certezas que no se acaban siempre de decir la factibilidad del mismo discurso del desarrollo y sus propuestas, el ejemplo paradigmático pueda ser el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, pues a partir, de este fragmento de la narrativa del desarrollo neoliberal, de ajuste y consenso, se definía el alcance y la vigencia misma del desarrollo en la concepción neoliberal en el imaginario, aunque este aspecto no deba darse por manifiesto en el discurso de la población encuestada al respecto del tema.

Por ello se parte de las siguientes preguntas generadoras y objetivos para desarrollar las temáticas del presente estudio, que parte de una revisión de los datos recopilados en las encuestas y documentos derivados llamados “Pulsos”, específicamente los números 38, 41, 51 y 56 ubicados en un corte temporal que inicia en 2005 y concluye en 2008.

Pregunta Generadora:

¿Cuales son las dimensiones discernibles del ajuste estructural desde los estudios opinión?

¿Qué elementos constituyen el ajuste estructural como discurso y propedéutica política y con qué aspectos se han identificado desde los estudios de opinión?

¿De qué manera han sido dimensionados y entendidos los elementos constituyentes del ajuste estructural en la opinión pública?

Objetivos.

Objetivo General:

Entender las formas en que se perciben las dimensiones del ajuste estructural desde los datos aportados en los estudios de opinión que incluyen datos en referencia al Pacto Fiscal y al Tratado de Libre Comercio.

Objetivos específicos:
 

  • Identificar como son percibidos los elementos constituyentes del ajuste estructural los datos de los estudios de opinión en relación al Pacto Fiscal y al Tratado de Libre Comercio.
  • Comprender de  qué forma han sido dimensionados y entendidos los elementos del ajuste estructural en los estudios de opinión.
  • Analizar la forma en que han sido dimensionados los elementos del ajuste estructural con respecto a los datos sobre el Pacto Fiscal y el Tratado de Libre Comercio en los estudios de opinión.


 Metodología: aproximaciones a los estudios de opinión en tres movimientos epistémicos.

Las dudas y objetivos planteados anteriormente dan cuenta de la necesariedad de plantear las posibilidades de lectura, de hermenéutica del dato y de la elaboración del mismo en los informes de investigación desde el método y su lugar en la episteme de los estudios de opinión.

En concordancia con lo anterior se proponen tres puntos de partida, que ante todo son movimientos epistémicos y opciones metodológicas en los cuales se podrían ubicar tendencias limítrofes en los estudios de opinión.

La primera es la llamada presunción de verdad, que en este texto parte de problematizar las nociones de verdad inherentes a las construcciones de los números, la ciencia[14], sus leyes y la objetividad, y como son apropiadas por las instancias que median[15] en términos del saber, conocimiento e información, y por el otro lado la forma en que los sujetos que se apropian de esa información, la verdad difundida se presenta como legítima por el discurso ciencia económica, pero al ser leída es validada a partir de los mismos procedimientos de “matemización”[16] de la realidad, no obstante la presunción de verdad sufre una ruptura en los estudios de opinión que son distintos interpretativamente y parten de la construcción cotidiana del segmento poblacional tomado en cuenta en la muestra de la encuesta, por ello, la verdad, de existir, existe sitiada o verdad situada acorde a contextos y coyunturas, anegada por su insoportable peso, lo líquido de las relaciones, como metáforas que al menos de forma provisoria permiten tomar distancia del mecanicismo cuando se intentan leer la opinión en un estudio. Al decir esto no se pretende desterrar el criterio de validez del dato existente en la investigación cuantitativa, sino más bien agregar a la discusión criterios de reflexividad epistémica para pensar los alcances y limitaciones de datos e interpretaciones.

El segundo movimiento es el de semantización de las tendencias, pues  todo ejercicio de lectura de las medidas de tendencia central es per se hermenéutico, semantizar la tendencia consiste en tratar de encontrar sentido acorde a la coyuntura y al acervo epistemológico con que se lee.

Y el tercer movimiento consiste en dar cuenta de que en los estudios de opinión ya sea que se asuma de forma manifiesta o no, hay una apuesta por historizar lo inmediato, el acontecimiento partiendo del dato que bordea las lindes de lo cotidiano, y que implica tratar de narrar, articular y dar sentido al acontecer en su inmediatez, leer las coyunturas in situ -en el momento en que estas se están dando- o en diferido cuando el influjo y la significación de lo sucedido ha cambiado al agregarse otras variables, informaciones y discursos.

Por las características particulares de la investigación que subyace a este documento se hace necesario aclarar la importancia de los tres movimientos epistémicos arriba citados para acercarse a los fragmentos de las narrativas del desarrollo, pues predomina la revisión de fuentes documentales y bases de datos de las encuestas: “Percepción de la Población Costarricense sobre la Asamblea Legislativa y el Tratado de Libre Comercio” (Pulso 38)[17], “Percepción de la Ciudadanía Costarricense sobre la Población Adulta Mayor” (Pulso 41)[18], “Percepción de la Población Costarricense de la Asamblea Legislativa y el Gobierno” (Pulso 51)[19],  y “Percepción de la población costarricense de la Asamblea Legislativa y el Gobierno” (Pulso 56)[20].

Por ello, en lo concreto, los tres momentos epistémicos, son pautas metodológicas en la hermenéutica de los datos, en donde analiza lo que se presenta como verdad, la semantización de las tendencias y la historización de lo inmediato y los acontecimientos como elementos estructurantes de la narrativa y sus fragmentos.
 

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