Haití

Una vez más Haití captura la atención del planeta. Los más de 150 mil muertos y la hecatombe que viven los sobrevivientes sobresalta las iniquidades y el colonialismo al cual nos encontramos sometidos los pueblos de América Latina

El terremoto en Haití ha servido para que los medios de comunicación se fijen momentáneamente en la desgracia que viven los habitantes de esa nación, calificada como la más pobre hemisferio, al mismo tiempo que omiten mencionar que Haití es una nación sometida a los mandatos de los poderes neocoloniales.

La triste y heroica historia de Haití, es una lección para todo el continente. Pionero de la gesta de independencia  (1804) y el primer país donde se otorga la libertad a los esclavos, además de promover  y financiar la independencia de las naciones sometidas al yugo español. Simon Bolivar obtuvo el apoyo de Alexandre Petion, el que le encomendó abolir la esclavitud en sudamerica.

El movimiento telúrico que acaba de destruir el país, es comparable al terremoto político que ha sacudido a ese país durante dos siglos, siendo la intervención de los Estados Unidos más frecuente que los inusuales pero desatadores temblores que suelen darse inusualmente en el ámbito del Caribe.

El defenestrado Jean Bertrand Aristide habla de su retorno a su país natal, no obstante falta ver la opinión del Proconsul Bill Clinton y del visitante negro de la Casa Blanca, el flamante Barack Obama y por supuesto de la caverna republicana, tan implicada en los golpes de Estado que suelen acontecer por mandato imperial.

No solo podemos señalar la falla del Jardín de Enriquillo (localizada a escasos kilómetros al sur de la capital haitiana) como la causante de los siniestros. El hacinamiento a cobrado su cuota de muertos: de los nueve millones de habitantes del país, tres de ellos se encontraban viviendo en condiciones infrahumanas en las barriadas de Puerto Príncipe.

Los lamentos de  desolación y agonía que se vive en estos momentos en el país caribeño, los podemos escuchar desde todos los confines del caribe. Mientras tanto los sobrevivientes se encuentran a la espera de las migajas del banquete de los países occidentales, para poder mitigar las desgracias causadas por el terremoto.

El Barón Samedi, amo y señor de los cementerios en este momento se pavonea por las calles de Haiti. probablemente las temidas y odiadas tropas del MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haiti) le dan protección, a una de las figuras más ominosas del panteón de deidades  del vudu.  Los guédé (espíritus de la muerte) protegieron a Francosi Duvalier y su hijo Bay Doc con sus escuadrones de Tonton Macoutes, el Baron Samedí se reencarnó en George Bush - padre e hijo - en los Clinton y todo indica que también en el bélico Obama.

El movimiento telúrico-político constante que ha padecido la nación caribeña, se remonta a 1824, cuando Francia comienza a exigir una indemnización estratosférica; posteriormente con la invasión estadounidense desde  1915 al 34, el régimen Francosise Duvalier - eterno protegidos de los Estados Unidos - y el odio profeso de los Bush hacia el primer presidente electo  de Haití ((1991) Jean Bertand Aristide.

La inmediata respuesta militar por parte de los Estados Unidos y el uso cuasi exclusivo del aeropuerto en Puerto Príncipe, nos hace pensar como la administración Obama-Clinton tiende supuestamente la mano, más con el propósito de estrechar el cerco a Venezuela que de mitigar el dolor de los haitianos.

El impacto del desastre en Haití es un cúmulo de factores políticos, tal como suele suceder en los plagados por el colonialismo,a los cuales se nos suele denominar pobres. Las recomendación inicial de los cavernícolas republicanos asociados al  Heritage Fundation para Haití, recuerdan a las que se tomaron el el sudeste asiático postsunami del año 2004.

Algunos comentaristas de derecha estadounidense acusan a Haití de ser una país disfuncional, pero omiten decirnos que tan conveniente es la disfuncionalidad de los países mantenidos en la pobreza como una coartada al boato y desperdicio de las naciones consideradas como civilizadas y desarrolladas.

Los Estados Unidos han sido señalados por haberse anexado el aeropuerto de Puerto Príncipe, dándole prioridad a sus tropas y dirigiendo las aeronaves que portan apoyo para los damnificados hacia República Dominicana. Al mismo tiempo, Brasil ha sido enfático en anunciar que no renunciara al comando de las  tropas de Naciones Unidas en Haití, tal como lo han sugerido algunos militares estadounidenses.

La tragedia que vive el pueblo hatiano nos obliga a levantar la voz para exigir de una vez por todas el cese del intervencionismo por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea en Haiti, y que se permita el retorno de Aristide, con un inmediato llamado a elecciones libres sin ningún tipo de apadrinamientos mafiosos.

Mientras tanto, levantamos un canto en honor a los fallecidos, al mismo tiempo nos solidarizamos con el sufrimiento del pueblo haitiano y pedimos a los aliados del Baron Samedi, los  señores de la guerra, que  el terremoto no sirva de pretexto para prolongar la ocupación de la patria de Boukman y Toussaint Louverture.

La Ceiba, Atlantida 18 de Enero del 2010


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